lunes, 21 de agosto de 2017

Los partidos políticos y sus zombis

Leía hace unos días en un hilo de Twitter que si escribías las palabras ‘Partido Popular’ en un tuit, automáticamente aparecían cientos de supuestos seguidores que lo marcaban como favorito o hacían un RT del mismo. Incluso se decía que algunos tuiteros habían hecho el experimento de probar a introducir estas palabras, sin más, o en una frase poco favorecedora para el partido presidido por Mariano Rajoy y, a pesar de la incongruencia, eran muchos los usuarios de la red social que parecían congratularse con ello.

Sospechoso, sí; pero más habitual de lo que parece. El uso de bots, de perfiles falsos utilizados para incrementar artificialmente el tráfico e interés hacia un determinado mediador, es norma común en las redes sociales (Facebook y Twitter). Son más conocidas sus aplicaciones en el ámbito comercial (para promocionar todo tipo de servicios o productos) pero también existe entre las formaciones políticas. No es un caso aislado del PP; PSOE, Ciudadanos y Podemos, por poner como ejemplo al resto de fuerzas mayoritarias, han sido acusados en repetidas ocasiones de utilizar perfiles falsos para promocionar sus respectivas políticas y/o candidatos.

Hay distintas formas de ‘engañar’. Algunas artimañas, como los perfiles falsos, se utilizan habitualmente para aumentar el número de menciones, uno de los índices de influencia más buscados por los líderes políticos. Pero, también es posible incrementarlo artificialmente poniendo de acuerdo a grupos de simpatizantes o empleados para que se mencionen constantemente entre ellos en sus tuits.

En otras ocasiones de lo que se trata es de repetir un mensaje hasta la saciedad, un mensaje que puede ser de apoyo, de ataque, reivindicativo o crítico. Indudablemente, la repetición tiene su mejor aliado en las cuentas zombis, esos ingenios de la programación imitadores del comportamiento del ser humano capaces de retuitear hasta el infinito y más allá.

Cuando los infractores son descubiertos suelen negar la mayor o decir que ellos no saben nada de esto. Normalmente limitan o suspenden temporalmente la actividad para retomarla al cabo del tiempo, eso sí, tomando precauciones (por ejemplo, borrando cada cierto tiempo el timeline de las cuentas falsas para evitar dejar rastros del spam político). ¿Inmoral, reprobable éticamente? Que cada uno tome su propia decisión pero está claro que hay que empezar a desconfiar de los trending topics.

NOTA: Según la web de ciberseguridad Incapsula, durante 2016 los bots fueron responsables de más de la mitad (el 51,8%) del tráfico mundial de Internet, superando a los usuarios humanos. Por lo que respecta a Twitter, un estudio de las universidades del Sur de California e Indiana indica que el 15% de cuentas registradas son bots.

viernes, 4 de agosto de 2017

Hazme una rebajita, 'guapi'

Los seres humanos estamos hechos para comunicarnos. Lo hacemos en todas las esferas de la vida y desde nuestros primeros pasos. Al comienzo balbuceando o sollozando para interactuar con nuestro entorno más inmediato y cumplir necesidades básicas: comer, beber, dormir. Más adelante, según vamos adquiriendo experiencia con el lenguaje, perfeccionamos nuestra capacidad para aprender, relacionarnos con el exterior y socializar. Unos lo hacen mejor que otros y, en la medida de las habilidades de cada cual, a unos les suele ir mejor en la vida que al resto.

Tanto en el plano personal como cuando se profesionaliza esta capacidad de comunicar y se pone a disposición de terceros (los clientes de una agencia de comunicación, gabinete o similar), los éxitos vendrán dados por la información que ambos hayan podido recopilar acerca del asunto que les interese, definir la estrategia a la hora de plantear la acción, estructurar el mensaje de una forma eficaz y eficiente y elegir a quiénes hacérselo llegar (destinatarios).

Un ejemplo de andar por casa. Táctica de compra individual. Alguien quiere comprar un determinado artículo en un puesto de un bazar callejero. Lo normal, lo que suele ocurrir, es que el interesado realice una compra por impulso y negocie in situ su precio sin saber realmente cuál es su valor real o cómo lo vende la competencia. El resultado es que puedes haber comprado una ganga (poco probable) o haber pagado un sobrecoste que podrías haberte ahorrado.

Táctica profesionalizada. Lo primero sería que alguien que no fueras tú comprobara cuántos vendedores de ese bazar tienen ese producto y preguntara por sus respectivos precios de venta (análisis de mercado). Tras informarte sobre quién lo tiene más barato (estudio de la competencia), ya podrías acudir personalmente pero, en lugar de preguntar su precio e intentar negociarlo, te interesarás por otro producto similar (tanteo ficticio) y, cuando parezca que ya estás perdiendo el interés (por no estar ajustado al precio que deseas), pedirás información por el que realmente estás interesado (interés oculto). Ahora que el vendedor cree que casi ha perdido una compra es muy posible que te lo ofrezca a un precio más razonable que el primero (precio justo).

La diferencia entre las dos actuaciones es que, mientras que en el primer caso, el resultado dependerá exclusivamente de la capacidad comunicativa personal del comprador y de sus habilidades negociadoras; en el segundo caso, la acción de comunicación que se plantea se hace en base a un trabajo previo de recopilación informativa, de la elaboración de un mensaje consecuente y de una estrategia de compra que ofrece la opción de abortar la operación si no se ajusta al bolsillo del interesado o al precio de mercado.