martes, 5 de junio de 2018

La felicidad, según el CIS

La moción de censura y, más concretamente, la dimisión de Rajoy como líder del PP, han coincidido con la publicación del barómetro del CIS correspondiente al mes de mayo, el que se podría catalogar como el primer barómetro de la nueva era socialista.

Como siempre, este instrumento estadístico muestra el perfil sociológico del español medio. Nos permite conocer cuáles son nuestros hábitos religiosos, de entretenimiento, nivel de salarios, preocupaciones vitales, etcétera.

Es así como he sabido que el mayor porcentaje (13,8%) de los ingresos personales netos de los españoles es el de las personas que cobran de 601 a 900 euros por trabajar mayoritariamente (el 66,7%) en el sector ‘Servicios’, eso a pesar de que un 21,9% tiene estudios superiores.

Cuando estaban en plena adolescencia, con 16 años, el 63,2% de las madres de los encuestados no trabajaba o, mejor dicho, no trabajaba fuera de casa, que es muy diferente, y el 38,2% sus padres formaban parte de la estructura de alguna empresa dedicada a los ‘Servicios’ (la cantinela de que somos un país de ‘Servicios’ se corrobora como cierta).

Un dato que a mí me ha parecido muy curioso es que haya un 5% de la población que no recuerde qué votó en las elecciones generales de 2016 y uno que no deja de desconcertarme es el de marcar en una escala de 0 a 10 cuál es grado de felicidad de quien contesta. El grueso, el 29,2%, dice sentirse un “8”, y un 12,5% no tiene complejos en darse un “10” en felicidad.

Y digo yo. Cómo ganando entre 601 y 900 euros (la mayoría), con un nivel de estudios superiores muy importante, trabajando muchos de ellos en ocupaciones distintas a las que se prepararon pueden otorgarse un notable alto en su nivel de felicidad. Solo atisbo a comprenderlo si incorporo el dato de que entre ellos hay un grupo importante, ese 5% del que hablábamos antes, incapaz de recordar lo que votaron en las elecciones generales de 2016. Imagino que, por momentos, también olvidan sus sueldos y hasta en lo que trabajan, solo para conseguir, aunque sea durante un instante, ser felices con un “8” en una escala de “10”.