Todo ello, reforzado con acciones acompañadas de merchandising, con venta de gafas y otros complementos para obtener recursos con los que seguir investigando. Unas acciones apoyadas con la imagen de famosos televisivos (Jordi Evole, Miki Nadal, Dani Mateo, y un largo etcétera) posando con las gafas en sus perfiles de Twitter porque, evidentemente, han utilizado la caja sonora de las redes sociales, principalmente la creada por Jack Dorsey, con #SúmateAlRosa y, para los menos enredados, una página web, http://sumatealrosa.com/, donde poder adquirir las gafas solidarias. Sin olvidar los perfiles rosas que han acompañado los whatsapp de miles de mujeres durante estas jornadas.
Pero todo ello, que es una acción de marketing y publicidad espectacular y grandiosa en la que participan prescriptores, grandes marcas, famosas, se involucran deportes de masas, instituciones públicas, medios de transporte, prensa (en todos los soportes), redes sociales y grupos de investigación de la enfermedad no estaría completa sin la participación de esas personas anónimas que cada año entregan lo mejor de sí mismas para recorrer las calles, dar a conocer la problemática de la enfermedad (la del enfermo y la de quiénes le acompañan en este trance) y conseguir prevenir, concienciar y luchar contra el cáncer de mama. Eso sí que tiene valor.
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