lunes, 11 de enero de 2016

La línea recta no es siempre el camino más corto

En una ocasión utilicé el símil del billar para explicar que no siempre la línea recta es la mejor elección para alcanzar un objetivo. En la Comunicación y el Marketing, como en el billar, hay que medir ángulos, tener en cuenta la reflexión y el efecto, la fuerza que se aplica, las distancias, los efectos originados…

Las posibilidades son múltiples: carambolas directas, a banda, a tres bandas... La elección dependerá de la disposición de los objetivos y/o de lo espectacular o práctico que se quiera ser en su consecución en cada momento.

En el caso del billar americano, como símil de la Comunicación y el Marketing, las combinaciones son infinitas. Hay efectos curvados, bolas comodín, efectos laterales, clavados o stops, etcétera. Hay estrategias para defender, para atacar, para controlar la partida incluso cuando no se tiene opción de ganar un punto y hay que pasar el turno al competidor.

Podremos utilizar golpes directos y con fuerza; indirectos, utilizando otras bolas o los laterales de la mesa como aliados; tiros suaves y sutiles; tiros combinados donde entronamos dos bolas a la vez...

La diferencia entre un buen y un mal jugador de billar, o un buen o mal comunicador, está precisamente en controlar la técnica, tener habilidad, capacidad estratégica, conocer a la perfección la superficie de juego sobre la que se juega (la empresa), ver dónde están cada una de las bolas (elementos internos o externos de la empresa en cuestión) que están sobre ella y elegir la mejor posición para empezar la partida o para continuar una partida ya iniciada.

Y es que en el billar, como en el mundo de la Comunicación Empresarial, no se trata de dominar las líneas rectas sino las curvas y hay que controlar en todo momento el rozamiento, el empuje y las inercias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario