miércoles, 11 de mayo de 2016

Un profesional de la desinformación

Mis padres creen que sigo trabajando en la agencia de comunicación donde estaba hace dos años (cómo pasa el tiempo). En su día decidí que informarles de que me quedaba en el paro no les aportaría nada, excepto sufrimiento. Era un mensaje prescindible. Como iba a verlos casi a diario (mi oficina estaba muy cerca), puse como excusa (y aquí tenemos la mentira piadosa) que habíamos cambiado de jornada partida a intensiva y que, a partir de ese momento, me pasaría a verlos sólo los jueves, cosa que sigo haciendo actualmente.

No he estado inactivo. En este tiempo y acompañado por mi pareja (también periodista), hemos dirigido ciertas acciones de comunicación para ANAPAL, la asociación que agrupa a las administraciones de Loterías y Apuestas del Estado y, todo hay que decirlo, con muy buenos resultados. Lo hemos hecho desde casa, hasta que hace dos meses volví a recibir una oferta de trabajo. Es temporal, un contrato por obra, de periodista, de esos que permiten seguir pagando las facturas. Pero el mensaje a mis padres no ha cambiado. Para ellos, sigo trabajando en la agencia, un lugar donde saben que era feliz.

Hay que valorar qué mensajes son prescindibles. Sopesar los pros y los contras de transmitirlos. Por ejemplo, un astrofísico amigo mío me informa que en 48 horas va a caer un meteorito gigante sobre la Tierra. ¿Lo hago público? Es un dilema. Por una parte, ¿para qué les voy a quitar de lo que estén haciendo?. No tiene sentido. Se van a achicharrar igualmente, pero sin la angustia de la espera. Pero, por otra, si lo comunicamos, parte de la población podría dejar de angustiarse, se liberaría de sus pesadas cargas pensando que en un plazo de dos días acabarán sus sufrimientos. Aún queda un grupo, más reducido, que se lanzaría a la calle a causar el mayor daño posible, que se aprovecharía para vengarse y tomarse la justicia por su mano.

Llegado este punto, ¿es una irresponsabilidad no comunicar la verdad sobre algo? Puede, pero yo me considero un profesional de la desinformación porque valoro lo que se calla tanto o más que lo que se dice. Y, en el caso de mis progenitores, el silencio es más beneficioso para todas las partes. Pero un mensaje prescindible (acompañado de una mentira piadosa, no lo olvidemos) puede ser reversible. En este caso bastaría con que mi situación laboral se vuelva más estable. Cruzaremos los dedos. Mientras tanto, los jueves seguiré yendo a visitar a mis padres.

1 comentario:

Las cositas de Ana LLo dijo...

totalmente de acuerdo, a veces es mejor cerrar el pico

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